Lista para comenzar a escribir el post de hoy. |
Creo que la primera vez que lloré sin razón aparente fue a los 12 años. En ese entonces este llanto se atribuyó a mi reciente despertar hormonal (sigo esperando el momento en el que mi busto se desarrolla, ¿eh, hormonas?) y a los cambios que mi cuerpo experimentaba al cambiar de niñaamujer. De hecho, esa fue la única explicación que me ofrecieron durante los primeros años de mi pubertad-adolescencia. "Es normal" decían, "son las hormonas" decían. Y yo lo creía. Yo lo creí durante años.
¿Pero qué pasa cuando han pasado 10 años y sigues llorando sin razón? ¿Qué pasa cuando esos llantos son más frecuentes cada vez? ¿Cuando tienes lagunas mentales después de haber llorado durante horas? ¿Qué pasa cuando lloras pero no sientes nada? ¿Qué pasa cuando tienes miedo de todo? Te llevan al psiquiatra, eso es lo que pasa. Y el psiquiatra te dice que algo falta en tu cerebro. Y el psiquiatra te da unas píldoras mágicas (algunas veces) que te hacen sentir mejor*. Y llegas más o menos bien a los 28 años.
Cuando has pasado por algún tipo de enfermedad mental o trastorno de la personalidad, surgen muchas preguntas al respecto. En mi caso, la más común era "¿por qué?" ¿Por qué me siento así? ¿Por qué estoy llorando? ¿Por qué tengo miedo? ¿Por qué no puedo ser feliz? Ese tipo de preguntas que no tienen respuesta porque, y me lo dijeron tantas veces, "cada cabeza es un mundo. "Qué respuesta más pendeja", pensé incontables veces. Pero creo que Pixar y Disney no pensaron lo mismo porque su nueva película Intensa Mente (Inside Out, pues) se trata precisamente de eso.
A mi me flipa todo lo que es Disney, y más cuando Pixar está involucrado, así que esta semana fui al cine a ver lo nuevo de disneipicsar, ya preparada para un abuso emocional del bueno, del bonito al que me tienen tan acostumbrada. Y, claro, no me decepcionó.
Porque, ¿qué es la vida sin algo de INCONTROLABLES SOLLOZOS QUE NO PARAN?
Intensa Mente se centra en una niña, Riley, y todo el desajuste emocional que implica el mudarse de Minnesota a San Francisco. El encanto en esta ocasión, es que no lo vemos desde afuera, sino dentro de su cabeza. Es así como conocemos a Alegría, Tristeza, Ira, Miedo y Desagrado, quienes viven dentro de su mente y observamos durante 102 maravillosos minutos cómo es que gracias a sus acciones Riley desarrolla recuerdos relacionados con una emoción específica, características especiales de su personalidad y, lo más importante, qué pasa cuando te faltan la Alegría y la Tristeza. Wow. They fucking went there.
En un principio Alegría es la emoción principal, la que está al mando y la que controla a las demás (un mundo ideal, amirite?), y claro está, lucha porque todos los recuerdos, ideas, y acciones de Riley sean felices y alegres yupi. Claro, Miedo, Ira y Desagrado son aceptables, pero ¿Tristeza? Totalmente fuera de discusión. Tristeza es tratada, de la manera más amena posible, como una paria. Porque sentir Tristeza está mal. Porque la Tristeza no sirve para nada. Porque nadie quiere a la gente triste, ¿cierto? Creencias tan arraigadas en la conciencia colectiva que nuestra primera reacción al encontrarnos a alguien que pasa por un momento de genuina tristeza o depresión en su vida, nuestra primer reacción es tratar de animarla y alegrarla, sin ver más allá, sin mostrar empatía o tratar de comprender las razones de ese sentir.
Es precisamente al darse cuenta de que hay algo más allá que el simple hecho de sentirse feliz y desdichado que Alegría da su lugar no solo a Tristeza, sino también a las demás emociones dejando que converjan de tal forma que los recuerdos y pensamientos centrales no se limiten a un solo sentimiento, y abrazan la belleza de los, ajá, sentimientos encontrados.
Considerando que, según cifras del IMSS, en nuestro país aproximadamente entre el 2.5% y 3% de la población (más o menos 3 millones de personas) padecen depresión (ya sea de leve a crónica), el tener un punto de referencia, que seguramente será un hito en la cultura popular, para la comprensión de cualquier tipo de trastorno afectivo me parece maravilloso, sobre todo si tomamos en cuenta que sólo menos del 20% de quienes los padecen se deciden a buscar ayuda, pudiendo tardar hasta 14 años en hacerlo.
Y bien, sí, Intensa Mente me dejó muy clara la imagen mental de la mentada cadacabezaesunmundo, pero dentro de esa cabeza, habitando en ese mundo, los sentimientos son los mismos. Sea cual sea el que nos controle está bien, siempre y cuando nos demos la oportunidad de sentirlos todos. TODOS, dije.
Hola, me llamo la historia de Carl y Ellie + la mamá de Nemo |