Mi primer trabajo fue en una librería. Librería Sandi, para ser exacta. Es un lugar que aún después de años -y de malas experiencias- amo con locura, y me animo a decir que es uno de mis "lugares felices".
Cuando trabajaba ahí estaba encargada, principalmente, de dos secciones: la aburrdísima sección de ESL, es decir English as a Second Language, o lo que es lo mismo "libros p'aprender inglés" y "¿aquí venden libros para hacer el TOEFL?"; y mi sección favorita -desde antes de entrar en la fuerza laboral Sandiana-, la infantil.
Años antes de mi paso por ahí, pero varios años después de tener la edad estándar para disfrutara, la sección de libros infantiles ejercía -y aún lo hace- una magia irresistible en mí, así que dedicar parte de mis horas de trabajo a ella era un verdadero deleite: buscar nuevo material, hojear los libros, leerlos para reseñarlos, investigar sobre sus autores...
Siempre voy a querer ser Meg Ryan en You've got mail... Y casarme con Tom Hanks al final. |
Sin duda alguna uno de los autores que cambió para siempre los libros infantiles fue Hans Christian Andersen. Y lo hizo sin quererlo, caray.
Cuentos como El Patito Feo, La Pequeña Cerillera (llanto infinito) y, por supuesto, La Sirenita fueron sus obras maestras y sentaron un precedente para el estilo narrativo de historias infantiles en un futuro. Es por eso que a partir de 1965 se celebra cada 2 de abril, día de su cumpleaños, el Día Internacional del Libro Infantil. Qué bonito, qué lindo, qué chulo.
Es por esto que hoy hay top de *redoble de tambor* libros infantiles, ¿qué otra cosa? Estos son cinco libros que, literalmente (juar juar), me encantaron de niña y que espero algún día compartir con mis hijos.
1. Los cuentos de Peter el Conejo
Mi fascinación por los conejos no es fortuita. Peter el Conejo, es un pequeño desobediente que se mete en problemas por no hacer caso a su mamá ¿y AÚN ASÍ recibe chiqueos? Deme diez para llevar, por favor.
¿Les dije que también quiero ser Beatrix Potter? |
2. El Gato en el Sombrero
Creo que podía pasar horas leyendo las rimas de Theodore Seuss Geisel, mejor conocido como Dr. Seuss. Me parecían maravillosas, absurdas, ridículas. A los 5 años yo las consideraba lo más cercano a un poema y las ilustraciones de aparatos inverosímiles que podían limpiar la casa antes de que tu mamá llegara: simple genialidad.
Llámame Cosa 3, gato. |
3. El Jardín Secreto
Este libro me remite, además, a mi primer Feria del Libro (no la FIL, a esa me tardé en ir), a una Municipal, para ser exacta. Fue un regalo de mi abuelita Virginia, de quien, además del mal humor, heredé el gusto por los libros.
Fue mi "primer libro largo", sin ilustraciones, una historia maravillosa que me atrapó de principio a fin, con el primero que deseé saber qué pasaba con sus protagonistas después del FIN en la última página y claro, mi primer crush literario: Dickon.
4. Harry Potter y la Piedra Filosofal
Estaba en el primero de mis teens cuando leí la primer entrega de Harry Potter. Me quedé boba, enganchada y hasta la fecha puedo leerlos con la misma capacidad de asombro que hace 13 años.
"Besáme, Harry" |
5. La Peor Señora del Mundo
El único libro mexicano de mi lista. No lo digo con orgullo, realmente. Siento que a la fecha faltan libros "clásicos" en la literatura infantil mexicana, y me animo a decir que desde 1992 esta obra es digna de llevar ese título.
Como extra, este es el libro que regalaré a mis hijos cuando me digan que soy mala y que quieren otra mamá... Este o Coraline, para ese efecto los dos funcionarán.
No se equivoque, no es Elba Esther Gordillo. |
Me dieron ganas de tener un chamaquito para leerle sus cuentos
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