17.7.12

It's the eye of the tiger, it's the thrill of the fight

Si hay algo que me revienta los ovarios de la generación en la cual me tocó crecer, es la necesidad casi patológica de documentar hasta el más mínimo detalle de su acontecer diario.  Digo patológica porque es muy diferente tomar una foto tuya con tus amigos cuando sales a algún lugar, a una fiesta, o cuando se reúnen a tomarle fotos a las papas a la francesa que te estás comiendo en ese momento.  O peor aún, posar con dichas papas.  El horror.  Lo peor es que no lo estoy inventando. 

La peor parte, no es el hecho de documentar los hechos más triviales y corrientes, sino también tus fracasos y decepciones al parecer.  No conforme con airear los trapitos al sol via Facebook o Twitter como la gente normal, hay quien quiere hacer su miseria pública a nivel mundial, via MTV por su puesto.

Y hay quien se inventa una vida imposible y hace que MTV la transmita, no big deal.


Fue en 1992 cuando MTV estrenó un show que habría de cambiar paradigmas del entretenimiento televisivo a nivel mundial: The Real World New York. Con la premisa de "esta es la historia real...", MTV presentó al mundo a 7 desconocidos (no sólo para la audiencia, sino entre ellos mismos) que vivían, trabajaban y hasta dormían juntos y que además eran grabados las 24 horas del día. Wow.  Estados Unidos estaba todavía despertando del letargo conservador que llegó a su fin con el término del periodo presidencial de Ronald Reagan y el inicio de George Bush Sr., así que poder ser testigos de la vida íntima de gente extraña, y además con su consentimiento, era algo a lo que sólo las señoras chismosas de los suburbios tenían acceso.

27 temporadas después, han surgido infinidad de programas bajo el mismo formato, gracias a los cuales hemos conocido a la familia de Ozzy, lo cool e intrigosa que puede ser la vida en el Orange Country, dieciseisañeras embarazadas, gente que se divierte inflingiéndose daño, gente que se somete a cirugías para parecerse a Brad Pitt o Jennifer López, gente que necesita que enchulen su auto, gente que necesita ayuda para que una muchacha lo invite a pasar a su casa, gente que quiere salir de la friendzone, en fin, gente como uno, pero con acceso a las cámaras de MTV.

Por más que deteste presenciar la miseria que representa declarar tu amor a tu mejor amigo y ser rechazado en transmisión mundial, he de admitir que hay programas que no puedo, por más que quiera, dejar de ver, como Jersey Shore (mi coeficiente intelectual bajó 10 puntos, ya lo sé) y, un favorito personal, Made.

Creciendo víctima del bullying y sin encontrar un lugar al cual realmente perteneciera, ver gente como yo tratando de ser algo más, algo que nadie creyera posible de ellos, y cambiar para bien, me dejó boba.  Yo quería eso, yo quiero eso.  Dejar a todos aquellos que te dijeron "no, no puedes" o "no, eso no es para tí", callados, comiéndose sus palabras mientras les das un golpe de, no sé, Muay Thai, por ejemplo.


Estoy segura de que fue @elfabulosocharl quien sugirió, como uno de mis 30 retos antes de los 30, que me peleara en un ring. Primero pensé "ayno, ¿yo? ¿En un ring? ¡¿Cómo?! Eso no es para mí, si soy una super nena" y después piensé en toda la gente que sólo de sugerirlo, en primer lugar se iba a reír, y en segundo lugar me iban a decir que no puedo y que eso no es para mí, que mejor haga crochet o macramé. 

Y pues, bueno, ayer fue mi primer entrenamiento de Muay Thai, tengo de aquí a que cumpla 30 para subirme a un ring y demostrar que sí puedo, que eso sí es para mí.

2 comments:

  1. También detesto el hiper-exhibicionismo que han facilitado las redes. Supongo que el hecho de que te percates de ello y no lo practiques te regresa tus 10 puntos de CI :)

    Te veré en el ring, será un placer!

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  2. Lei un parrafo haha lo demas ya me dio flojera =)

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