9.7.12

I get this writer's block, it comes as quite a shock

Hace una semana exactamente el país caía en una vetiginosa espiral de situaciones sociopolíticas que están forjando una nueva identidad de participación social ciudadana en el país, pero hablar de eso sería caer en el patrón de mucha o poca cobertura que se le ha dado a todos los acontecimientos que han rodeado el pasado proceso electoral. Por eso, por no caer en lo mismo, fue que no escribí absolutamente nada durante toda una semana.  Por eso, y porque realmente no encontré ningún tema sobre el cuál escribir. 

"Pero, ¿cómo puede ser eso?" gritarán exaltadas las damas de alta cuna agitando sus abanicos para disipar los calores que tal declaración desata, "habiendo TANTOS y tan variados temas de importancia e interés" continuarán, y algunas se desmayarán, como catarsis a la condición tan delicada que mi falta de temas sobre los cuáles escribir produce. 

Más o menos así
Y sí, tanto que pasa en el mundo, tanto de qué hablar y yo me quedé sin la capacidad de desarrollar alguno. Shame on me.  Pero no soy la primera persona, y probablemente no seré la última, con una relación así de tortuosa con la palabra escrita. El escritor F. Scott Fitzgerald, autor de The Great Gatsby y el caricaturista Charles M. Schulz, creador de Charlie Brown, solían pasar por largos períodos de tiempo durante los cuales eran incapaces de producir algo nuevo.

Esta es tu vida, Charlie Brown.


En 1947, el psicoanalista Edmund Bergler le puso nombre a este mal: bloqueo del escritor (Writer's block).  Esta condición tiene varios niveles de intensidad, que van desde no poder escribir durante un periodo de tiempo muy corto hasta abandonar por completo la profesión.

A pesar de que el Bloqueo del escritor ha sido documentado a través de los años, no se ha definido ni identificado una causa concreta.  Muchas veces se debe a la presión de completar un proyecto antes de una fecha determinada, otras porque el trabajo del escritor es considerado, por él mismo, como inferior o poco suficiente, cuando muchas veces es todo lo contrario. Esta condición también se puede desarrollar debido a la presión ejercida por los editores, lectores y/o críticos, sobre todo cuando las expectativas con respecto al trabajo del escritor son muy altas.  Sin embargo, los casos más severos de bloqueo se dan por situaciones adversas como un accidente, una súbita incapacidad física, la muerte de un ser querido y comúnmente, por depresión.

Irónicamente, el Bloqueo del escritor da mucho material para escribir, o mínimo para servir de inspiración, ya que es un tema común en la cultura popular: para matar a Harold Crick, el personaje de Will Ferrell en Stranger than Fiction, Karen Eiffel (Emma Thompson) sufre un severo caso de Bloqueo del escritor que se lo impide; en The Shinning, Jack Torrance pasa por uno de los casos más extremos de bloqueo, llevándolo a la demencia; en el juego Alan Wake el protagonista, del mismo nombre, sufre un bloqueo después de pasar por un divorcio.

"No puedo escribir, por eso debo matarte"
No sólo los personajes ficticios sufren de esto: autores como J.K. Rowling y músicos como Eddie Veder y Gary Lightbody admiten haber pasado por esta situación en varias ocasiones. Y aún así, Rowling logró que Harry Potter y la Orden del Fénix, fuera uno de los libros más vendidos de la serie.

Al parecer todos los escritores pasan por una etapa de bloqueo, y aunque yo caigo en lo más bajo de la cadena alimenticia de los escritores, blogger, quién sabe, quizás después de uno de estos tan mentados bloqueos escriba algo tan espectacular que merezca su propia columna mínimo en Día 7, o el Tren o el Ocio. De aquí a The Newyorker.

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